
SEGUNDO: IMAGINACIÓN, EFICACIA Y AUDACIA.
Para lograr el objetivo encomendado.
TERCERO: INFORMACIÓN COMPRENSIBLE.
Los asuntos jurídicos pueden alcanzar notable complejidad, pero el abogado siempre ha de poder explicar los detalles del caso a su cliente de una manera comprensible. Quien no sabe explicar es que no sabe.
CUARTO: HONESTIDAD PROFESIONAL.
Es importante no olvidar que el tiempo, el dinero y el ánimo del cliente no es algo con lo que se pueda jugar mediante dilaciones, falsas esperanzas o medias verdades.
QUINTO: ESTÁ EL DINERO… Y TAMBIÉN EL COSTE EMOCIONAL.
Muchos abogados aconsejan a sus clientes en función exclusivamente de factores económicos. Error: un procedimiento judicial puede ser largo e incierto y acabar conllevando un coste emocional para el cliente quizá más importante que el dinero en juego. En otras ocasiones será al contrario, el no haber reclamado a tiempo remorderá de por vida la conciencia de la víctima de un daño. Por eso hay que analizar de inicio qué batallas merecen la pena ser libradas y cuáles no, con criterios no solo económicos sino también emocionales. Tenemos mucha experiencia al respecto: déjenos aconsejarle.
SEXTO: ACCESIBILIDAD.
Queremos que el cliente tenga fácil acceso y comunicación con su abogado, evitando en lo posible esperas protocolarias. También queremos que se sienta libre de sugerir lo que crea conveniente sobre su caso.
SÉPTIMO: EMPATÍA.
Ponernos en el lugar del cliente y no querer para él lo que no querríamos para nosotros mismos.
OCTAVO: TRATO CERCANO Y RESPETUOSO.
Para que las cosas funcionen tiene que ser en un doble sentido, de abogado a cliente y de cliente a abogado.
NOVENO: QUEDARNOS CON LO BUENO DE LA TECNOLOGÍA.
Queremos tener con usted un trato de persona a persona… y al tiempo sacar el máximo provecho a tecnologías al alcance de todos por su agilidad y gratuidad -correo electrónico, WhatsApp, Skype, etc.-. Siempre que se pueda, el formato papel de los expedientes, por comodidad y seguridad, ha de ser reemplazado por el formato digital.
DÉCIMO: LUZ Y TAQUÍGRAFOS.
En general, el expediente es del cliente, y por lo tanto ha de tener acceso al mismo cuando quiera sin tener que justificar el motivo (tener una segunda opinión, recuperar si es posible un documento original, etc.).